Los bancales de La Gomera: ingenio y supervivencia

Los bancales, paredones o andenes, como así se le conocen en La Gomera, son estructuras de cultivo que surgieron del ingenio y la perspicacia de los gomeros, agudizados por la necesidad de buscar tierras de labranza. Este sistema agrícola se confunde con los riscos y barrancos y esconde tras de sí una historia de supervivencia y subsistencia que refleja las necesidades y los sacrificios de los gomeros, que tuvieron que emplear animales y la fuerza humana para llevar a cada rincón las enormes rocas que sirvieron de base a los paredones.

Recorrer la isla de La Gomera y no contemplar sus bancales en cada ladera es una cuestión que se torna imposible para sus visitantes y residentes. En una Isla, característica por su abrupta orografía y sus interminables barrancos, se hizo complicado tener un terreno llano en donde cultivar hortalizas y frutales.

A raíz de ello, se creó la profesión, casi perdida en la actualidad, de los maestros pedreros que, motivados por dicha necesidad, aprendieron a romper, amoldar y esculpir las piedras y colocarlas, de tal manera, que aguantaran el peso de la tierra y evitar así su derrumbe.

El presidente del Cabildo Insular de La Gomera, Casimiro Curbelo, señala que “el 38% de la Isla está conformada por paredones o bancales, que nos transportan a tiempos pasados cuando nuestros abuelos, o bisabuelos, trabajaban en la agricultura y exportaban productos como los plátanos o los tomates”.

Los primeros bancales de los que se tienen constancia surgieron con la llegada de los colonos europeos que llevaron a La Gomera la agricultura de subsistencia y la caña del azúcar. Aunque, con el paso del tiempo y el crecimiento demográfico y económico de la Isla, se introducen los cultivos de exportación como la viña, el tomate o el plátano. A partir de 1980, y con las nuevas tecnologías que ello supuso, se abandonaron las labores agrícolas y los bancales pasaron a formar parte de la historia de La Gomera.

Se diseñaron en función de las condiciones meteorológicas y los cultivos que fueran a realizarse en estas tierras, predominando en el sur de la Isla los cereales; en el norte los tomates y los plátanos; en las zonas altas, la viña; y en toda la Isla, junto a los hogares, las hortalizas. Aún a día de hoy, se puede ver cómo, por ejemplo, en Agulo, se ven los paredones que separan los terrenos de plataneras, por lo que no es de extrañar que se diga que el municipio tiene “alfombras de plataneras”.

En los últimos años, los bancales se han convertido en un atractivo turístico más de la Isla. Atraídos por la singularidad del terreno y la integración en el paisaje, muchos son los turistas que visitan La Gomera para visitar y fotografiar estas obras, siendo un turismo rural y sostenible que respeta, conserva y cuida el medioambiente.

La Gomera, sede del IV Congreso Mundial de Paisajes Aterrazados

El próximo mes de marzo, La Gomera será la sede mundial principal del IV Congreso Mundial de Paisajes Aterrazados. “Suscita un enorme interés descubrir el motivo por el que se crearon, el contexto socioeconómico de aquellos tiempos y el futuro que pueden darse a estos”, ha explicado el consejero de Desarrollo del Territorio, Alfredo Herrera.

“La Isla cuenta con dos tipos de bancales: los de la producción agrícola intensiva como son los de plataneras o aguacateros, y los de producción de secano con palmeras o piteras en la actualidad. En estos últimos, el paso del tiempo y las inclemencias meteorológicas han hecho un daño considerable pues, muchos de ellos, se encuentran en condiciones de derrumbe o ruinas”, comenta.

El evento se celebrará del 13 al 22 de marzo de este año y estará compuestos por distintos programas repartidos en tres bloques que finalizarán con la presentación de las conclusiones de las exploraciones realizadas en cada una de las Islas.